Un viaje en el tiempo: la educación de Colombia y el espejo retrovisor cubano.
- Elkin Pelaez
- 30 mar
- 2 Min. de lectura
¿Qué pasó con la visita de delegados del Ministerio de Educación a Cuba?
Cuando uno escucha que el Ministerio de Educación de Colombia ha decidido mirar a Cuba para "fortalecer" el sector educativo, la primera reacción es de genuino asombro. No porque el modelo cubano no tenga logros que mostrar, sino porque comparar el presente con el pasado siempre resulta un ejercicio peculiar. Mientras Colombia camina a pasos agigantados hacia la incorporación de inteligencia artificial en las aulas y la digitalización del aprendizaje, Cuba sigue atada a un sistema que, si bien funcionó hace 40 años, hoy parece anclado en el tiempo. Entonces, ¿qué podría aportarnos un modelo que sigue dependiendo de cartillas y pizarras en una era de pantallas táctiles y realidad aumentada?
La comisión colombiana, encabezada por la viceministra Gloria Carrasco Ramírez, abordó temas como la atención a la primera infancia, alfabetización y educación inclusiva. Noble propósito, sin duda, pero no deja de ser paradójico que busquemos "fortalecernos" con un país donde la falta de conectividad y de actualización en metodologías didácticas es evidente. Mientras tanto, Colombia experimenta con robótica educativa y metodologías STEM en las escuelas. ¿De verdad necesitamos aprender del modelo cubano o simplemente se trata de una estrategia diplomática con tintes nostálgicos?
Claro está, Cuba tiene su mérito en la formación integral a través del deporte, el arte y la cultura. Pero, en un mundo donde las habilidades digitales y el pensamiento crítico son la clave del futuro, uno se pregunta si mirar hacia el pasado es la mejor estrategia. En lugar de adoptar un modelo que sobrevive con parches y limitaciones, ¿no sería más sensato mirar hacia Finlandia, Singapur o incluso Brasil, donde la innovación educativa es una prioridad?
Colombia está avanzando, aunque con sus propios retos.
La discusión no debería centrarse en adoptar modelos de hace cuatro décadas, sino en consolidar uno propio, basado en la tecnología, la equidad y la inclusión real. No se trata de despreciar lo que Cuba pueda enseñarnos, sino de preguntarnos si mirar hacia atrás es la mejor manera de avanzar. Porque en educación, como en la vida, hay que saber de dónde venimos, pero sin olvidar hacia dónde vamos.
Profes al Aula.
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