La Generación Z está liderando el cambio en el aprendizaje, con la formación en las competencias y en las habilidades como puntos clave.
Acércate a tus alumnos de esta forma.
Interactuar es una de las palabras clave en la vida de las personas nacidas entre 1994 y 2010 y en las que les rodean. En las próximas líneas añadiremos más términos para componer y ampliar este peculiar diccionario de fabricación propia. La Generación Z surgió en medio de una recesión económica, rodeada por aparatos tecnológicos e internet como cordón umbilical. Este marco les ha ido dando forma, inmersos en una vorágine de avances, cambios, debates, continuas innovaciones y, ahora, otras crisis y una pandemia universal, la Covid-19. Todo en un marco histórico que quizá desconocen porque nadie se lo ha contextualizado, con un lenguaje y formato adaptados a sus maneras de entender y de comunicar.
Familias y docentes, en general con una formación analógica –bastante memorística y metodológicamente anclada en las tradiciones educativas aprendidas y transmitidas como herencias pedagógicas casi ancestrales–, han de orientar y educar a personas digitales para futuros desconocidos y cambiantes para todos. El interrogante continúa presente: ¿qué grado de validez y de compatibilidad tienen hoy los métodos de siempre con la preparación para las novedades e innovaciones que no paran de sucederse?
No obstante, los esfuerzos comunes están dando resultados positivos, si bien para mejorarlos habría que releer opiniones de expertos en el tema y, sobre todo, escuchar al profesorado que enseña a la Generación Z. Con mucha humildad y con ganas siempre de aprender, a quien lo desee se le agradece la consulta del contenido de un artículo anterior publicado en estas páginas, punto de partida para el actual: Claves para entender y educar a la Generación Z desde las aulas.
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Es otras de las palabras de esta generación. Durante estos meses de pandemia el público adulto ha compartido costumbres y hábitos que ya tenían pero que identificaban más con los adolescentes que con ellos mismos: el consumo de pantallas, su dependencia, las redes sociales, la deshibición en internet, el ocio virtual, las enlazadas series en cadenas de televisión por cable o en canales de YouTube, la habituación a los contextos presenciales y online durante todo el día, las compras emocionales, las experiencias de comunicación multimedia con la difusión de momentos personales, el cansancio de la superficialidad, las interactuaciones en cadena sin interrupción, los aprendizajes obtenidos y las visiones de horizontes cercanos o lejanos en formato digital. En el fondo, ¿quizá todos compartimos algunas de las características asignadas a la Generación Z?
Comentarios
De entrada, se han de agradecer las decenas de comentarios publicados en la web después de la lectura del citado artículo (se pueden consultar en la web): enriquecedoras visiones que confirman el interés por esta generación, las incógnitas que plantean y las ganas por entenderla para ayudarles en su educación y orientación. En el fondo, para interactuar.
Las aportaciones de las personas lectoras se convierten en lecciones, con puntos que querría compartir aquí de forma breve. Sirvan como pautas iniciales para seguir entendiendo y educando a la Generación Z:
Hacia un clima escolar positivo: Congreso Virtual Latino Americano de Orientadores Escolares, Mayo 6 y 7
Importancia de la flexibilidad, innovación y participación.
El valor de la formación experimental, práctica, con la realización de trabajos en grupo, interactividad presencial y digital con los dispositivos conectados a internet.
La prioridad a nivel de recursos metodológicos para enseñar y aprender se centra en los aparatos, con las multipantallas como protagonistas. Captan la atención pero también generan cierta dispersión y falta de focalización en cuanto a la concentración.
Las desigualdades sociales y económicas tienen graves efectos en la inclusión y en la equidad entre todas las capas de la población. Con la pandemia Covid-19 la visibilidad de la realidad ha dejado al descubierto aquello que ya se sabía, con huellas difíciles de superar, centradas en la falta de dispositivos adecuados, de conectividad y de qué hacer con todo.
Aquellas personas con hijos en estas edades observan más de cerca las características de esta generación, la intentan comprender desde las vivencias de cada día y apuestan por otras dos palabras profesionales que son fundamentales en Educación: la reconversión y la adaptación.
Actualmente en la escuela hay un gran cambio generacional, de mentalidad y de formas de enseñar y aprender. Otro término más: actualización. Si bien la edad y la formación de los docentes marca, nunca es tarde para convertir la enseñanza en un permanente esfuerzo de aprendizaje para el profesorado y familias. Hoy quedarse atrás dificulta el futuro.
Pautas
El contacto directo y continuo con esta generación en las aulas es el mejor punto de partida para observarles y entenderles. La presencialidad, la relación y el análisis completan las lecturas de publicaciones y las opiniones compartidas. Fruto de esta experiencia, con momentos de incertezas y hasta de desorientación, aprendiendo siempre de opiniones y aportaciones ajenas, he aquí algunas pautas educativas, abiertas a matizaciones y mejoras continuas. Todo para construir un mejor futuro para la Generación Z:
Contextualización de las situaciones de aprendizaje: explicar el marco cultural para que entiendan las propuestas y qué tienen que hacer, con espacios para la búsqueda selectiva de información y vías abiertas a la participación presencial y online. Sin comprender el conjunto, el trabajo podría ser superficial, sesgado o sin uniformidad. La acción sin visión global y sin criterios se les ha de evitar.
Las tecnologías son una parte de la metodología, no una finalidad por sí misma, aunque en determinadas situaciones de aprendizaje el concepto tecnológico en sí puede ser también una finalidad que ayude a realizar otros objetivos. Las máquinas deslumbran pero, por sí mismas, pueden reafirmar la sentencia de Marshall McLuhan: el medio es el mensaje.
Convivir con dos términos aparentemente contradictorios: concentración y dispersión. Se ha escrito mucho sobre su incidencia en las observaciones de la Generación Z. Muchas pantallas abiertas o consultadas, muchos scrolls, bastantes contenidos vistos, el paso rápido de un enlace a otro, el continuo trasiego digital, el cambio periódico de canal, los cientos de imágenes y videos vistos son objetivo de investigaciones para saber si el cerebro se adapta, cambia o no consigue centrarse. En apariencia parece dispersión o baja concentración, quizá debido al algoritmo que conduce y prevé nuestras acciones en entornos enlazados y artificiales. Pero también significan otros aprendizajes que no suelen encajar en la mentalidad de la concentración en una sola cosa a la vez. Lo mismo que ocurre ante la mirada que se debería dirigir hacia la exposición magistral unidireccional. Hemos observado cómo cuando buscan con ciertas pautas encuentran y se concentran en ello, pero a su manera.
De la práctica a la teoría: primero les interesa la práctica, con la intuición van a tocar, comprobar o preguntar sin leer y a veces sin aparentar que atienden, aunque lo hagan a dos temas a la vez. Los tutoriales y explicaciones en YouTube o entre iguales compiten con las del docente en clase. La teoría viene después. Aprender haciendo, viendo y experimentando: es la importancia de la acción. Comprobar conocimientos ajenos, construir el conocimiento propio, no antes sino sobre la marcha o incluso después, a partir de los resultados. Confundirse también tiene un alto valor educativo.
Construcción de la realidad con la sobreinformación y relativa saturación por las noticias falsas, medias verdades o verdades deformadas dentro de la globalización. Acceder a todo sin filtros, máxima libertad para verlo todo, con información no lineal y abundancia de streaming. ¿Quién les guía? Tampoco ha de ser el algoritmo amañado, la disposición que ofrece la red social, el reclamo del titular, la seducción de la imagen, los juegos de palabras o los enlaces encubiertos. Una realidad y la de las redes. La información también incluye la educación en valores que se deduce de las informaciones o está implícita en ellas.
El pensamiento crítico se aprende actuando, comparando, contrastando ideas y con guías que les orienten bajo unos parámetros que, de entrada, les puedan sorprender por desconocimiento o por no tener una base cultural. Las noticias les interesan pero quizá no solo desde los parámetros informativos e interpretativos del público adulto. El profesorado es fundamental pero también el aprendizaje por el descubrimiento, partiendo de situaciones y temas conocidos o vividos por ellos, dialogados y debatidos. Partir de su punto de vista es muy importante, con una escucha activa y empática que sea capaz de generar directrices y guiarles con la asunción de métodos de análisis. La Generación Z se acerca a la actualidad, sobre todo a su actualidad: buen punto de partida para trabajar el pensamiento crítico y ampliar esa actualidad hacia otras direcciones.
La colaboración y la Educación individualizada son otros dos términos más para añadir a la lista, junto con el de compartir, relacionados con la interactuación con los demás y con los intereses de uno mismo desde el presente para el futuro. Al lado de esto, los movimientos de la economía colaborativa, el compartir (coche, moto, skate, bicicleta, ropa, datos, likes, vender, regalar lo que no se usa o comprar en tiendas de segunda mano), el no comprar, el evitar el derroche y pensar en el ahorro van en una línea de cambio, ligada a la protección al medio ambiente y a la racionalización de los recursos. Eso no quita para que el consumismo aún esté muy presente. Pero se notan pequeños cambios.
La construcción de la personalidad adolescente en su contexto concreto: promover la independencia, perseguir y fomentar aquello que les guste, moverse por la pasión, estudiar o dedicar su tiempo a aquello que les cautive. Ayudarles a que lo descubran e incentivárselo. También servirán para compartirlos en las aulas, incentivarse entre ellos mismos y ayudar a quienes tienen dificultades para descubrir sus gustos. La importancia de la motivación y del pensamiento creativo se relacionan con la potenciación del ser autodidactas.
La Generación Z está liderando el cambio en el aprendizaje, con la formación en las competencias y en las habilidades como puntos clave. La situación que todos tenemos por delante es muy compleja. Pero no es elegida y está ahí. También nos puede servir para aprender todos juntos, con la práctica de aquella interactuación inicial, necesaria para buscar soluciones y avanzar.
Autor: Evaristo González Prieto. Profesor y director del INS “Torre del Palau” de Terrassa (Barcelona). Revista Magisterio. https://www.magisnet.com/2021/01/pautas-para-interactuar-con-la-generacion-z-en-su-educacion/
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